Enrique Renta: Su Reto Constante
Por Manuel Alvarez Lezama
Todos sabemos que el talento creativo de Enrique Renta es extraordinario. Y todos conocemos que como pintor su obra es siempre inteligente, original y provocadora. Lo que no nos imaginábamos es que hoy, a principios del siglo XXI, nos invitara a ser cómplices de su diálogo, fresco y dramático, con la historia de la Abstracción, específicamente con los grandes maestros del New York School y las propuestas posteriores. Y lo que celebramos es que Enrique Renta brilla como brillaron los mejores pintores abstractos que lo han precedido.
Enrique Renta, quien se ha distinguido en cada uno de sus períodos creativos (desde la figuración postmoderna de corte existencial hasta sus momentos lúdicos y/o líricos), ha decidido presentarnos unos seductores escenarios donde pueden protagonizar desde las topografías de grandes ciudades hasta las ficciones de Hollywood, desde las posibilidades de Eros hasta los misterios del Cosmos.
Su proceso de coreografías es complejo y totalmente convincente, demostrando que continua teniendo ese poder de transportarnos con sus composiciones – composiciones, como vemos hoy en PETRUS, definidas por sus valientes independencias/dependencias estéticas, composiciones donde se crean nuevas alianzas, nuevos ritos, nuevas libertades. Nada, que sus nuevas pinturas son espacios donde el acto de dar y el de recibir/aceptar se confunden magníficamente. Y esto ocurre porque este artista es un afilado testigo/protagonista de las herencias que definen este Mundo, este Momento.